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Hay que pasar el verano

Hay que pasar el verano

A tres meses de la conclusión de Buenos Aires 2018, la mayoría de los atletas y entrenadores olímpicos argentinos viven el inicio de año con total incertidumbre en torno a su futuro.

Para que la delegación local tuviera un nivel competitivo en los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018, el Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD) se propuso implementar, en conjunto con la Secretaría de Deportes y el Comité Olímpico Argentino, el plan de desarrollo deportivo más ambicioso de la historia argentina. A finales de 2013 el proyecto se aprobó y luego de atravesar las cuatro fases estipuladas, se arribó al gran resultado que ubicó a Argentina en el sexto lugar del medallero, con 26 medallas, en la cita de octubre pasado.

Pero una vez apagada la llama olímpica se encendió la alarma. ¿Qué pasaría con los entrenadores y atletas integrantes de la delegación argentina? Con honrosas excepciones como la de la nadadora Delfina Pignatiello, 139 de los 142 participantes olímpicos no habían llegado en diciembre a cobrar la beca sudamericana (vigente hasta Lima 2019 y superior a la de los juveniles, de la que los deportistas continuaban dependiendo). Ante la preocupación, el organismo -que dejó de ser autárquico tras la aprobación de la reforma tributaria en diciembre de 2017, cuando comenzó a depender del Tesoro Nacional- aseguró la continuidad de las asignaciones hasta diciembre del pasado año y anunció un nuevo plan que combinaría la transición al alto rendimiento con un proyecto juvenil rumbo a Dakar 2022.

La llegada de 2019 incluyó el receso veraniego de las becas para los jóvenes talentos y los entrenadores y auxiliares de los III Juegos Olímpicos de la Juventud. Según pudieron saber algunos entrenadores, y como detalla el sistema de becas 2019 del ENARD en su página web, en febrero un comité multidisciplinario evaluará un grupo de atletas nacidos desde 1998 hasta 2003, de los cuales entre 80 y 100 -según estiman- serán seleccionados para recibir el nuevo estímulo a partir de marzo. Hasta tanto, hay que pasar el verano. Los protagonistas de la pasada fiesta olímpica no verán un depósito del ENARD en su cuenta bancaria durante los primeros dos meses del año, con las tres particularidades antes mencionadas a la que se sumaron en enero unas pocas más.

Hasta el mes de diciembre un total de 242 atletas menores de 25 años (entre los que se incluyen a los representantes olímpicos) cobraban una beca de $5.520 mensuales y desde marzo los nuevos elegidos dispondrán de una asignación de $8.000. Una cifra que, aunque parezca un placebo para un deportista de élite, es inédita en la prominente trayectoria de jóvenes atletas nacionales de 15 a 21 años.

El nuevo monto significa un incremento en términos monetarios del 45%, pero la cantidad de beneficiarios evidencia un recorte de, al menos, el 65%. Así, el ENARD pasará de invertir $1.335.840 en diciembre a $640.000 en el próximo marzo en jóvenes proyectos del deporte nacional: menos de la mitad. Cabe mencionar que el máximo fue en mayo, cuando desembolsó casi dos millones de pesos en 353 deportistas.

Además, algunos deportes ausentes del programa olímpico de mayores sufren de esa intrínseca desventaja. Por ejemplo, los y las atletas de beach handball -que le otorgaron a la delegación olímpica una medalla dorada y una de bronce en octubre- seguramente no recibirán en 2019 (al igual que sus pares de la selección mayor) beca del ENARD ni de Secretaría de Deportes porque su disciplina no forma parte del ciclo olímpico, tal como ocurre con el breaking y el futsal.

Muchos entrenadores han recibido durante 2018 ofertas para llevar su trabajo al exterior a cambio de mejores condiciones salariales. Martín Cambareri, por ejemplo, ex Director Técnico Nacional de Remo, que colaboró para que Sol Ordás alcance su medalla de oro y Tomás Herrera y Felipe Modarelli sumen una de bronce, se fue al Lea Rowing Club de Londres en noviembre.

Difícilmente trabajar con un presupuesto del que no tienen precisiones rumbo a Dakar 2022 (incluso con la motivación que significa entrenar a las jóvenes promesas del país) alcance a superar la estable y mucho mejor situación económica que ofrecen desde el exterior. Aún así, muchos apuestan a continuar. Algunos entrenadores realizaron presentaciones para el proyecto venidero en base a la experiencia reciente, aún ante la inexistencia de un pedido oficial por parte de las autoridades del ENARD. Por lo pronto, han recibido respuestas imprecisas sobre el futuro, aunque algunos dan por segura su continuidad.

El aumento de los ingresos para los entrenadores juveniles en este año 2019 roza lo absurdo (a diferencia del resto de los entrenadores, con cerca de un 30%). La beca de un Director Técnico Nacional crecerá un 17%, la de un Entrenador Nacional un 12% y la de un Auxiliar Técnico recibirá un recorte del 15% (hasta el año pasado existía la categoría “Auxiliar técnico 2018”, superior en un 50% a “Auxiliar técnico o deportológico 2018”, y este año se unificarán en esta última). Así, por ejemplo, un asistente técnico -en caso de continuar en su puesto-, pasará de cobrar $8.280 en la fase 4 del programa Buenos Aires 2018 a $7.000 en la nueva etapa de transición y en la fase 1 del programa Dakar 2022, mientras que un Coordinador Técnico Nacional recibirá $26.000 en lugar de $22.080. Aunque recibirán sólo un sueldo por las dos funciones.

De más está decir que las becas del ENARD no tienen paritaria durante el año, ya que se rigen por el presupuesto anual del organismo deportivo. Desde inicios de 2018 mantuvieron un mismo monto, a pesar de la inflación anual del 47,8% que indicó el INDEC hace unos días y el aumento del dólar, cercano al 100%. Mientras tanto, el ex equipo de Buenos Aires 2018 espera novedades.


Por Yannick Zaputovich

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