“MI OBJETIVO ES UNA MEDALLA”
Federico Gil es uno de los cinco representantes de tiro que tendrá Argentina en los Juegos Olímpicos de Río. De familia de tiradores, el deportista que terminó el 2015 dentro del Top Ten del ranking mundial entrena para ganar una medalla.
El tirador, especialista en skeet, está en el año más esperado de su carrera deportiva. Río 2016 será su primera experiencia olímpica, que compartirá junto a su hermana Melisa (también clasificada en skeet) y su padre entrenador Horacio, quien estuvo 25 años en la Selección argentina de tiro y lo entrena desde “el primer día”.
Su familia siempre estuvo ligada al deporte. Los abuelos también tuvieron su aporte en esta disciplina: “Por el lado de mi papá, mi abuelo tenía una armería y por el lado de mi mamá, mi abuelo era el que fabricaba los platillos, tenía una pequeña fábrica de los platillos que hoy usamos para la competencia”.
Desde chico hace tiro, y cuando se le consulta acerca de sus sentimientos a la hora de practicar la disciplina, lo piensa un instante y asegura: “Es el deporte que llevo en la sangre”. Y agrega: “Es muy individual, donde uno compite contra sí mismo, lo atrapante es que uno puede descubrirse, descubrir sus propios límites, desafiarse”, relata.
"Es el deporte que llevo en la sangre".
El proceso hacia la clasificación olímpica comenzó en noviembre de 2014 en el Campeonato de las Américas, donde “peleó medalla y cupo”. Pero “sin lugar a dudas” su mejor año fue el 2015. Alcanzó cuatro finales: quedó sexto en la Copa del Mundo de Acapulco (México), quinto en los Juegos Panamericanos de Toronto, quinto en la Copa del Mundo de Gabala (Azerbaiyán), donde logró la plaza olímpica, y también quedó en el mismo puesto en el Mundial de Lonato (Italia). “Argentina hacía 30 años que no estaba en la final en un Mundial. Fue sin lugar a dudas algo increíble”, dice con una sonrisa, quien terminó el 2015 dentro del Top Ten del ranking mundial. “Fue el año soñado”, comenta orgulloso.
A Río de Janeiro viajará con su hermana Melisa y su padre Horacio, entrenador de ambos. Federico asegura que “desde que los dos empezaron a competir, siempre soñaron con llegar a un Juego Olímpico”. Lo que nunca imaginaron era que iban a ir al primero los dos juntos: “Realmente es algo increíble que ni en mis mejores sueños lo tuve”, comenta con emoción.
Sobre su padre, Federico expresa orgulloso: “Me puedo dar el lujo de decir que mi papá es uno de los mejores entrenadores del mundo y lo está poniendo a prueba en las competencias”. Horacio también entrena a Fernando Borello -especialista en trap- quien también viajará a Río para competir.
En cuanto a su preparación para los Juegos Olímpicos, asegura que “no deja un entrenamiento, llueva, truene o lo que fuere”. Cuando está en Buenos Aires entrena de miércoles a domingo “full time” en el Tiro Federal del barrio de Núñez, pero sin lugar a dudas las competencias internacionales y el contacto con deportistas de todo el mundo son su mejor preparación para Río. Previo a la gran cita en Brasil se irá a una gira de entrenamiento y concentración fuera de la Argentina durante 20 días y luego viajará, junto con su equipo, directo a la ciudad brasileña.
El objetivo olímpico lo tiene claro: “Nosotros estamos buscando una medalla”, dice convencido. Con resultados que hacen soñar con un podio o un diploma, comenta: “Si analizo mis últimas competencias de carácter internacional, en todas tengo promedios superiores a los necesarios para ser finalista en un Juego Olímpico”.
Al pensar en la apertura de los Juegos Olímpicos, el tirador se reconoce “fácil de lágrimas” y no se avergüenza al recordar que se emocionó al entrar a los estadios en las fiestas de inauguración de los tres Juegos Panamericanos en los que participó -Río de Janeiro 2007, Guadalajara 2011 y Toronto 2015-. Se le “eriza la piel” de solo imaginar el momento en que entre al estadio olímpico de Río de Janeiro, el 5 de agosto próximo, junto a su papá y su hermana.
Queda poco para estar en la competencia que siempre soñó, y reconoce que su principal motivación en los buenos y malos momentos es su familia: “Tengo todo el apoyo de la familia atrás. Siempre en esos momentos uno lo que piensa es eso, y que hay que tratar de dejarlo todo por ellos”, finaliza con la voz entrecortada de la emoción.
Gil, además de deportista, es abogado, profesión que comparte con su mamá y, también, con su hermana, con quienes tiene un Estudio jurídico. Se recibió en 2011, año en que compitió en los Juegos Panamericanos de Guadalajara, y desde ese momento ejerció de forma ininterrumpida. En los últimos años se le complicó organizar la abogacía y el tiro, pero asegura que “desde la primera Copa del Mundo de 2015 al día de hoy se dedica de lleno al deporte”.
Por Natalia Auerbach