Anna Huusmann, el nuevo talento que se proyecta en la natación argentina
Con 15 años, Anna Huusmann es una de las nadadoras juveniles más destacadas del país y nueva dueña de los récords nacionales en categoría cadete de 800 y 1500 metros libre, que le arrebató a Delfina Pignatiello.
A 1700 kilómetros de su casa, Anna Huusmann atraviesa la parte final de unas largas semanas de intensa competencia y entrenamiento. Meses atrás se fue de su hogar con 14 años y la oportunidad de representar al país y a su ciudad en el Mundial Juvenil de Natación, en Budapest. Pronto regresará con su familia con 15 años, mucha más experiencia y satisfacción. Y con dos récords nacionales de cadete en su haber.
"¿Ustedes viven muy lejos?” pregunta como si el juego de entrevistador y entrevistada se invirtiera. “¡Porque yo tengo que viajar como una hora en colectivo! En Bariloche estoy enseguida en todos lados”, revela incrédula una joven que con transparencia y sinceridad transmite sus sensaciones de manera genuina. Le cuesta acostumbrarse a la vida de Ciudad, lejos de su Bariloche natal. La pileta que recibió a los mejores atletas juveniles del mundo en los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018, acoje durante dos semanas a Anna.
Comenzó a nadar desde antes de tener uso de razón. Prácticamente creció dentro de Piletas del Nahuel debido al vínculo especial que su familia tiene con el deporte. Padres y hermanos mayores ligados a la pileta, Anna no podía hacer otra cosa: nadar. También es especial la relación con su entrenador, Maximiliano "Machi” Ceballez, con quien trabaja desde que tiene 8 años. El objetivo a largo plazo ambos son los Juegos Olímpicos de la Juventud de Dakar 2022. Por lo pronto, hay mucho camino que recorrer.
En el Mundial Juvenil le arrebató a Delfina Pignatiello el récord de la categoría cadete en los 800 y 1500 metros libre. “La verdad es que en Argentina es la mejor nadadora. Super contenta de que haya alguien tan importante, es una gran referente y siempre la veo nadar, busco aprender de ella”, reconoce la nueva plusmarquista, que nadó por primera vez junto a la tricampeona panamericana en el Torneo 50° aniversario de Fenaba, el pasado fin de semana. En los 400 metros libre compartieron podio. Tal vez el primero de muchos.
A pesar de destacarse desde pequeña en la natación, vivió el colmo del atleta juvenil de alto rendimiento: federada, se eximió de gimnasia en la escuela, pero no pudo entregar un trabajo práctico porque estuvo compitiendo en el exterior y "se la llevó" a diciembre. Fue sólo una anécdota, porque mantiene buenas notas en todas las materias, a pesar de la intensidad de sus viajes y de levantarse a entrenar todos los días a las 4:30 de la mañana.
¿Con qué expectativa llegaste a Budapest?
El objetivo era bajar la marca. En el contexto en el que estábamos, poder bajar la marca era el objetivo principal
Lo lograste, ¿Te fuiste contenta?
La verdad que súper contenta, más que nada también por la experiencia, por todo lo que viví esa semana.
¿Cuándo te diste cuenta de que esto de la Natación era un poco más serio?
Yo creo que cuando pasé a la categoría menor II era todo… No más complicado, pero le tenía que poner más esfuerzo, comer más sano, ir al deportólogo, al kinesiólogo. Y me encontré con otra realidad.
¿Qué cosa te costó cambiar más?
Quizás es distinto el horario de entrenamiento, entrenar tres veces por semana a las 5 de la mañana es distinto y de chiquita no lo hacía.
La primera gran competencia adulta en la que participaste fue el nacional de mayores de 2018. Ahí nadaste con Kobrich y Biagioli. ¿Ese fue un momento importante para vos?
Si, me acuerdo que ese torneo no me fue muy bien en las marcas. Me acuerdo que era la primera vez que estaba con las mayores y estaba bastante nerviosa. Pero bueno, me sirvió de experiencia. Me acuerdo que el 2018 fue pura preparación para el sudamericano de 2019 de Chile, tuvimos que dejar de lado los resultados y empezar a prepararnos físicamente, no bajar las marcas sino mantenerlas, era un período de entrenamiento y llegábamos cansados a los entrenamientos.
¿Cuándo empezaste con el fondo?
Siempre nadé, desde chiquita, todos los estilos. En mi primer nacional, en 2014 en Mendoza, nadé 400 libres, la carrera más larga de mi categoría y quedé primera. Estaba re contenta, yo tenía 9 años, era una nena. Siempre en mi club entrenar fondo fue normal.
¿Además de tu entrenador, a quién ponés dentro del equipo que te ayuda a potenciar tu nivel?
Mi familia, por supuesto. Ellos siempre me apoyan un montón, comparto mis logros con ellos. Son los pilares de mi vida, sin ellos no estaría acá. Me apoyan, me acompañan. Si me siento mal, ahora los llamo y están conmigo para charlar. Mis papás y mis hermanos siempre me ayudan un montón. Mis amigos y amigas también. Es toda esa gente que capaz no se ve, pero es la más importante.
¿Cuántas veces por día pensás en llamarlos?
No hablamos mucho, eh. Hablamos a la noche, videollamada de un rato, porque estamos todo el día en la pileta y es difícil. Cuando puedo nos mensajeamos, pero la charla importante es a la noche.
El regreso a Bariloche, además del reencuentro con su familia y amigos, será especial. Tras viajar por Europa y correr con la mejor del país, Anna Huusmann volverá por un tiempo al lugar en el que aprendió a nadar, Piletas del Nahuel, con el objetivo de cumplir sueños muy grandes. Los de una nena que ama la natación.