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Sprint: Los más veloces de cara a París 2024

Sprint: Los más veloces de cara a París 2024

El 2 de julio se estrenó Sprint, una serie de Netflix que retrata la vida de las mujeres y los hombres más rápidos de la tierra.

Por Sofia Enecoiz

Una de las disciplinas más cortas del atletismo tiene su primera épica: cuerpos sudados, marcados hasta el músculo más recóndito, personalidades eléctricas y una pista muy muy veloz muestra la brutalidad, el sacrificio y el compromiso que lleva ser un corredor de 100 metros.En tan solo seis capítulos queda plasmado el recorrido que hacen los atletas para llegar al Mundial de Atletismo en Budapest 2023. Los creadores de Drive to Survive y Tour de France, equipo que ya estableció un formato dinámico y adictivo para adentrarse en el mundo de los deportes de carrera, ingresaron en el terreno del más alto nivel de atletismo: los 100 y 200 mts. llanos. 


Sprint documenta la vida deportiva, y por momentos también la íntima y familiar, de los velocistas contemporáneos más destacados: Sha’Carri Richardson, Noah Lyles, Marcell Jacobs, Shericka Jackson, Shelly-Ann Fraser-Pryce y Elaine Thompson. Desde sus preparaciones para la Diamond League, las pruebas nacionales y el Mundial de Budapest 2023, Sprint muestra los entrenamientos físicos y mentales de los deportistas a un ritmo frenético. 


Ahora bien, la fecha de estreno de la serie no es casual. Nos da un pantallazo previo de lo que será la prueba en París 2024, a menos de un mes del inicio. Los ganadores del Mundial de Budapest estarán presentes en los Juegos Olímpicos y, sin duda alguna, serán los protagonistas de la lucha por el medallero. Esto nos brinda la oportunidad de presentar a dos bandos históricos dentro de la velocidad: Estados Unidos vs. Jamaica. La figura más reconocida del deporte es el jamaiquino Usain Bolt, que aparece en forma muy breve. Hombre de incontables medallas olímpicas y récords mundiales que puso la vara demasiado alta como para ser superado. Sin embargo, la aparición de Noah Lyles en el mapa del atletismo promete disrupción. 


Lyles, sprinter norteamericano y rey de los 200 mts, se propuso en 2023 conquistar los 100 mts de velocidad. Y vaya si lo hizo. El corredor es el actual campeón mundial de ambas distancias, un resultado que no se conseguía desde las últimas proezas de Bolt en 2015. Lyles es el gran personaje de esta serie: siempre protagonista, ególatra, autodeterminado y con impecables looks (aunque eso será común a todos los velocistas de Sprint). 


Por el momento, Lyles pareciera no tener competencia y él hace gala de esa superioridad. Su predominancia en la disciplina lo lleva a hacer declaraciones del tipo: “Si no tienes la energía de un personaje principal, el atletismo no es para ti”. Afirma que esa necesidad de consagrarse estrella llevará al atletismo a otro nivel mediático. Dentro del mismo bando, tan solo por ser de los Estados Unidos, está Sha-Carri Richardson, o simplemente: Sha’Carri. La joven oriunda de Dallas, Texas, es la actual campeona mundial de los 100 mts. De contextura diminuta, así la describirán sus contrincantes en la serie, pero con una personalidad avasalladora, Sha’Carri logró destronar a las jamaiquinas Shelly-Ann Fraser-Pryce y Sherika Jackson de los 100 mts (categoría que en los últimos JJOO fue todo podio jamaiquino) y meterse en la conversación de los 200. Sha’Carri, hoy portada de la revista Vogue, sufrió para alcanzar la gloria. En 2020 había clasificado para representar a su país en Tokio pero no pudo hacerlo: fue suspendida por dar positivo de THC. Lo más destacable de dicha suspensión fue su declaración tras haber sido apartada del equipo olímpico: “Supe que había muerto mi madre biológica (no aclaró en qué circunstancias, ni qué relación mantenía con la progenitora) y no supe administrar mis emociones. Y pido perdón porque soy consciente de que, desde que entro en la pista, no solo me estoy representando a mí misma, sino a la comunidad deportiva”. Richardson asumió su consumo, al contrario de la mayoría de los atletas que se sorprenden o niegan el uso de determinadas sustancias cuando aparecen en los test antidoping. 


Del otro lado de la pista está Jamaica, el país más dominante en los últimos años en velocidad. Y dos nombres pisan fuerte para las pruebas femeninas: Shelly-Ann Fraser-Pryce y Shericka Jackson. En la serie se muestra cómo las corredoras que salieron de la misma casa de entrenamientos, MVP Track Club, son diametralmente opuestas. Shelly-Ann es una superestrella en su país, la gente la saluda en la calle, le piden autógrafos y su palmarés es bestial: tricampeona olímpica y diez veces campeona mundial. ¿Lo más destacado de esta atleta? Su vigencia: tiene 37 años y nunca ha bajado de los podios olímpicos y mundiales desde 2008.  En cambio, Shericka Jackson ganó su primer mundial en 2015, su primera medalla olímpica en 2016 y todavía no ha podido conquistar la dorada en la categoría reina: los 100 metros. La figura de Shericka se construye como una corredora más tímida por fuera de la pista, reservada y muy obediente de su entrenador, Stephen Francis, figura central en Sprint y en el atletismo jamaiquino. Si bien también es una celebridad en su país de origen, ni por asomo se muestra como Fraser-Pryce, de actitud reinante en cualquier terreno. 


El último atleta que releva la serie es Marcell Jacobs, actual campeón olímpico de los 100 metros, que anda a capa caída a lo largo de todos los capítulos. “Una vez que fui campeón olímpico mi vida cambió para siempre”, declara el corredor mientras muestra su casa y presenta a su esposa. Jacobs fue el primer medallista olímpico que tuvo Italia en los 100 metros.  Sin embargo, su figura no se condice con la de un campeón. Va y viene entre fisioterapia y entrenamientos, se queja de dolores constantes, no llega a clasificarse en las finales del campeonato y ninguno de los restantes competidores lo toma en serio. Jacobs es como un fantasma y al espectador eso le da pena. 


En definitiva, Sprint es una serie para ver en un día: rápida y sin interrupciones. Netflix quiere emular el ritmo de un velocista y lo logra con altura. Pero, para sorpresa del espectador, no son los montajes desenfrenados los que logran el clímax de la producción, sino las personalidades que se enfrentan en la pista. Las y los corredores generan el enganche del espectador con sus propias extravagancias (pelucas, joyas, pilotaje de aviones, entre otras) y convencen al público a esperarlos en París 2024.


Argentina: ¿produce sprinters?

De cara a los JJOO resulta imposible no preguntarse por la participación argentina en el atletismo. Este año, la delegación blanquiceleste cuenta con cuatro corredores: Florencia Borelli, Daiana Ocampo (maratón), Elián Larregina (400 metros), Belén Casetta (3 mil metros con obstáculos). 

A simple vista, se observa la falta de sprinters. Para tener una referencia de lo que se necesita para estar dentro del podio de los 100 metros en un campeonato mundial es preciso conocer los tiempos. La plusmarca masculina argentina fue de 10,11 segundos, conseguida por Franco Florio en el Sudamericano de Brasil 2022. Mientras que ese mismo año, la medalla dorada del Campeonato Mundial fue para el norteamericano Fred Kerley, que paró el reloj en 9,86. 

En conclusión, Argentina está lejos de los tiempos que manejan los monstruos de la categoría reina. Pero esto no siempre fue así. Entre 1924 y 1952 siempre hubo al menos un argentino en las categorías de 100 y 200 metros. El deportista más destacado fue Carlos Bianchi (sí, el homónimo del Virrey), que en Helsinki 1932 estableció un récord olímpico en las semifinales de los 200 mts y finalmente clasificó quinto. 

Esto despierta una inquietud: ¿qué perdió, qué cambió y qué necesita Argentina para volver a ser veloz? 


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