"Representar a la Argentina es una gran responsabilidad”
Sergio Alí Villamayor se prepara para los Juegos Olímpicos. El representante de pentatlón moderno cuenta cómo vive este momento de su carrera, cuáles son sus sueños y repasa sus inicios en el deporte, entre otros temas.
A menos de un año para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, el -por ahora- único clasificado argentino de pentatlón moderno es Sergio Alí Villamayor. El formoseño de 29 años obtuvo la plaza olímpica en el mes de julio en los Juegos Panamericanos de Lima, luego de ganar la medalla de bronce en la competencia individual masculina.
En plena pretemporada, Villamayor comenta que la clasificación a Tokio se dio “en un excelente momento”, pero aclara que no sabe si es el mejor momento “porque no sabe lo que viene”.
El deportista pertenece al Ejército Argentino. “Antes no estaba el Enard, no estaba la Secretaría de Deportes y el Ejército esta conmigo desde el principio”, dice orgulloso. “Yo no sabía qué era el pentatlón moderno y cuando el teniente coronel Guillermo Filipi (su actual entrenador) me dijo lo de las disciplinas me encantó”, explica. Y agrega: “Quedé fascinado por la equitación y la esgrima más que nada”.
Cuando era chico Villamayor hacía natación y a los 11 años dejó para jugar fútbol. “Jugué hasta los 16, de hecho, fui a jugar a una escuela de fútbol de Rosario, iba a firmar con Chacarita, pero hubo unos incidentes y, entonces, decidí entrar al Ejército”, comenta sin entrar en detalles.
"Fui adaptándome a los cambios que tuvo el pentatlón".
El pentatlón moderno consta de cinco disciplinas: natación, esgrima, equitación, carrera y tiro. Si bien todas son importantes, siempre hay alguna a la que hay que dedicarle más tiempo. “Antes le daba más prioridad a la natación. Hoy le doy más prioridad a la carrera y a la esgrima”, describe. Y en referencia al tiro explica: “Fui adaptándome a los cambios que tuvo el pentatlón, cuando yo empecé era tiro con balín a un blanco fijo, sin ser la prueba combinada que es hoy en día (carrera y tiro láser)”.
Hijo de un ex combatiente de Malvinas, Alí reconoce que "representar a la Argentina es una gran responsabilidad”. “Desde chico crecí con el amor a la patria, a la bandera, a los colores”, explica. “Yo lo tomé como presión el tema de mi papá, para mí es un gran héroe”, dice orgulloso. Y agrega: “Cuando entré a la Escuela (militar) mi apellido era conocido. Después buscando lo encontré en libros, que combatió en Malvinas; él no es de hablar, no es de expresar mucho”.
El deportista pasa gran parte del año entrenando en Budapest (Hungría), donde el pentatlón es un deporte “popular” y hay “un montón de atletas”. “Ellos son húngaros y no marcan la diferencia cuando voy, yo soy uno más del grupo y me siento como cuando entreno acá”, relata contento.
"Siempre me faltaba algo para obtener el resultado que yo quería".
Si bien entrenar en Europa lo ayudó mucho a su crecimiento deportivo, comenzar a trabajar con un psicólogo fue clave estos últimos meses. Villamayor relata una anécdota sobre ese tema: “En un torneo Champions of Champions en Doha, estaba compartiendo la cena con el campeón olímpico Aleksander Lesun (de Rusia) y le pregunté cómo hacía para mantenerse siempre en ese nivel. Y él me dijo que en el pentatlón gana mucho la cabeza, es muy mental, porque a este nivel todos estamos entrenados y la diferencia se nota en quién tiene más cabeza”. “Me quedó sonando eso”, admite el argentino, quien en diciembre de 2018 contactó “por Facebook” al psicólogo Raúl Barrios y desde entonces están trabajando juntos. “Fue el pequeño salto, ese click que me estaba faltando para obtener los resultados”, confiesa.
"Dios quiera se dé un podio, uno nunca tiene que perder la esperanza".
En su camino hacia Tokio 2020, Alí aclara que los torneos que realmente apunta son el Mundial y los Juegos Olímpicos y que “todos los otros torneos son preparación para esos eventos”, como lo hizo para Lima, donde ganó dos medallas de bronce (una en la competencia individual y otra en equipos masculinos junto con Emmanuel Zapata). “La idea es tratar de repetirlo para Tokio, no digo del podio, sino de repetir de ajustar todos los detalles. Dios quiera se dé un podio, uno nunca tiene que perder la esperanza”, expresa.
En cuanto a sus sueños, el pentatleta asegura que “tiene varios”, pero uno lo está “cumpliendo ahora”, que es participar en los Juegos Olímpicos. Pero también confiesa que tiene un sueño “un poco más grande”: “Mi idea es devolverle al deporte lo que el deporte me dio, pero todavía no me puse ni a pensarlo ni a trabajarlo, el día de mañana es tener un club (de pentatlón) en Formosa, de donde soy”.
Al momento de describirse como deportista, no duda en decir que es “responsable, constante y un poco ambicioso también”. Y agrega: “Como siempre digo, el alto rendimiento no es para todos, hay que ser constante, cuando duele, cuando hace frío, cuando llueve, yo creo que eso también lo aprendí del Ejército, de mi papá y de mi mamá. Mi mamá me dijo una vez: ´Vos tenes dos manos, tenes dos piernas y tenes lo mismo que tu compañero, así que si él lo hizo vos lo podes hacer´. Eso me quedó de por vida”, finaliza Sergio Villamayor.
Hace poco se tatuó en la pierna una foto de su hija...
"Mi hija es lo mejor que me pasó en la vida, llegó en un momento difícil en el cual no sabía si seguía en el pentatlón. Siempre fui así en mi vida, si hago algo, quiero hacerlo de la mejor manera, en ese entonces quise ser el mejor padre, aún quiero serlo, pero ella fue la que llegó y me cargó de energía y sacó lo mejor de mí. Me hace mejor persona, inclusive frente a ella nadie puede hablar mal de mí. Así también en el deporte, cuando pierdo me dice ´¿por qué perdiste?´, y se enoja. Quiere que gane siempre. Eso me exige más porque yo quiero que ella se sienta feliz conmigo, es mi gran motor y cuando algo no me sale o ve que estoy triste o enojado, viene un abrazo y me carga completamente. Es el amor de mi vida, por eso me tatué", dice emocionado mostrando el tatuaje que tiene en una de sus piernas.
Por Natalia Auerbach
(Edición de video: Julian Zanatta)
