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Volver a empezar (o fin de un ciclo)

Volver a empezar (o fin de un ciclo) AAT

Desde 2001 que el equipo argentino disputaba el grupo Mundial de Copa Davis. 16 años, siete semifinales, tres finales, una vuelta olímpica, y un descenso. El camino para volver a empezar, comienza acá.

Diego Schwartzman (28° del ranking ATP) no pudo el domingo con el kazajo Mikhail Kukushkin (78° de ATP, y nacido en Rusia), en lo que fue el repechaje disputado en Astaná, Kazajistán. La derrota marcó el final de un ciclo que empezó en Córdoba, en aquel 2001 en el que todavía, en Capital Federal, retumbaba ese helicóptero que se llevaba al Presidente menos preparado que tuvo el país. Franco Squillari, por entonces 47° del ranking ATP, y Gastón Gaudio, a quien le faltaban unos años para gritar “¿qué hago acá?”, y algunos menos para levantar el trofeo de Roland Garros, lideraron al equipo que derrotó a Bielorrusia para devolver el tenis argentino donde pertenece.

Junto a ellos, Guillermo Cañas y Luis Lobo, que ganaron el punto definitivo en el dobles, y el entrenador Franco Davin, ese que supo coronar a Gaudio en Roland Garros, y a Del Potro en el US Open, completaron el equipo que empezó con este ciclo desbordado de momentos y hazañas deportivas dignas de cuentos de historia.

Fueron 16 años, siete semifinales, tres finales, un grito de Campeón, y este año, un grito de desconsuelo. Con el “Peque” Schwartzman como líder deportivo de este equipo, los dirigidos por Daniel Orsanic, que acompañó este año durante seis meses a Juan Martín Del Potro como su entrenador, con el sueldo de la Asociación Argentina de Tenis, sufrieron una derrota previsible en Astaná, contra Kazajistán, lo que dejó a los argentinos, en la segunda división del tenis mundial.

El viernes, Guido Pella perdió contra el ahora héroe kazajo, Kukushkin. Entre tanto, Schwarztman, le había ganado cómodamente a Dmitry Popko, el otro singlista del equipo local. Sin Del Potro, que decidió no jugar, y con las ausencias de Leo Mayer (cómo olvidar esas 6 horas y 43 minutos disputados en Tecnópolis), Carlos Berlocq (y su rotura de remera al derrotar a su rival, como fue contra Gilles Simon -13 del mundo en ese momento- para definir la serie contra Francia en 2013), o Federico Delbonis (que ganó el quinto punto de, nada más y nada menos, la Final de Copa Davis 2016, en sets corridos contra Ivo Karlovic).

Sin figuras, este torneo es de los más difíciles que existen en el mundo del deporte. Los consagrados son esos que sacan una fuerza extraordinaria ante la adversidad. Diego Schwarztman, Guido Pella, Máximo González (primera convocatoria a los 34 años), y Andrés Molteni (doblista del circuito ATP), defendieron con amor y orgullo los colores albicelestes. Pero la hazaña, luego 17 años de estar acostumbrados a vivirlas, no se pudo dar.

David Nalbandian supo subirse a un avión sin el permiso de su médico para poder disputar una serie en tierras suecas. En esa edición, el equipo liderado por el “Rey David”, y con Modesto Vázquez como entrenador, logró llegar a Semifinales, donde fue derrotada por Francia. Hazañas hay por donde se mire en estos, los años más gloriosos del tenis nacional, coronados con la Ensaladera en 2016.

Es momento de volver a empezar. Volver a trabajar y confiar en que rápidamente volveremos a disputar cosas importantes. Fueron 17 años llenos de gloria, partidos memorables, derrotas tristes (Final contra España en Mar del Plata 2011), y otras más previsibles, como la de este fin de semana. Los ciclos en algún momento terminan, se cierran, para dar comienzo a nuevos ciclos, y hoy, comienza otro que esperemos, traiga las mismas emociones que el anterior.

Por Santiago Castro

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