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Crónica de un drama inolvidable

Crónica de un drama inolvidable

Schwartzman superó a Cuevas en un partido memorable pero se lesionó y su presencia en semis está en duda.

Diego Schwartzman y Pablo Cuevas fueron los protagonistas de una película dramática de tres horas y media de duración, atractiva desde su inicio. El uruguayo comenzó al frente y logró una ventaja de 5-2 en el primer parcial, pero no pudo aprovechar sus dos turnos de servicio para cerrarlo y llegó a servir con triple punto de quiebre en contra en el 5-5, pero sacó adelante ese game y finalmente volvió a quebrar el saque de su rival para pasar al frente por 7-5.

En el segundo set continuó la paridad mostrada en los juegos previos hasta que Schwartzman quebró el saque de Cuevas en el 5-5, pero no pudo cerrar con su servicio y debieron disputar un tiebreak repleto de condimentos. Cuevas tuvo el primer cruce con el árbitro por un grito del público, pero sirvió 6-5 para quedarse con el partido. Aquel fue uno de los cuatro match points que el uruguayo no pudo concretar en esa definición decisiva, hasta que -en su tercera oportunidad- Schwartzman llevó el partido a un tercer set luego de dos horas y media de juego.

El inicio del parcial final fue a pedir de Schwartzman: Inició 3-0 con un quiebre a su favor y con el partido encaminado, pero luego de haber es estado a dos puntos de servir por el partido 5-1, "El Peque" perdió su servicio y encadenó 3 games perdidos hasta servir 4-4 15-40. Allí las tablas se volvieron a inclinar y consiguió salvar la situación de riesgo para ponerse al frente en el game más dramático del año.

Cuevas sirve 4-5 y van casi 3 horas y media. Todos en el estadio (salvo un selecto grupo de uruguayos) alientan al local. El juego es disputado y llegan al primer deuce. Cuevas ataca la red, Schwartzman devuelve, exigido, un globo que se asemeja más a una plegaria. La bola pica en la línea de fondo y Cuevas la devuelve adentro, pero con una extrema displicencia, como si creyera que la pelota picó afuera. El público grita. Y el árbitro interviene. Decreta que el uruguayo detuvo el punto y le da la ventaja a Schwartzman.

Pablo Cuevas está fuera de si. Discute, istrionico. No puede creer lo sucedido. No quiere seguir jugando. Reclama por la injusta decisión y exige que el árbitro del torneo se presente. Se cumple su deseo, pero no puede hacer cambiar la decisión del juez de silla. Deberá servir con match point en contra.
Mientras tanto, Schwartzman deambula en un costado. Da pasos cortos. Mira para otro lado. Como si la situación no fuera de su incumbencia. Espera para recibir, sabe que está a un punto de la victoria. Devuelve el saque de Cuevas, pero pierde el punto. Y sabe que algo malo sucedió. No puede caminar con normalidad. ¿Una molestia en el aductor? Pide la asistencia del médico. El partido se detiene para que lo atiendan. El drama es total y el murmullo ensordecedor.

El argentino está diezmado. arriesga con tiros que no son propios de su estilo, guerrero y combativo. Quiere definir los puntos rápido. Llega el cambio de lado y no se sienta. Está irritado. "Hablame bien", le dice a un integrante de su banco, enfadado. No quiere escuchar a nadie, sólo terminar el partido. Sirve con dificultad, por debajo de su velocidad promedio. No puede impactar la bola con la altura ideal, le faltan impulso a sus indomables piernas. Arriesga más de la cuenta y de alguna manera consigue ganar su juego de saque. Cuevas no sabe cómo jugarle: si arriesga de más, corre el riesgo de tirarla afuera ante un rival lesionado; si peca de especulador, se somete a un fierrazo del rival. Schwartzman no especula, arriesga ante cualquier oportunidad y se queda con algunos de los winners más espectaculares del día. Con ese mismo espíritu devuelve los servicios de Cuevas y consigue dos puntos para partido. No puede en el primero, pero Cuevas sede ante la presión y comete una doble falta que le da el partido al argentino. Lesionado, está en semifinales.

Entre lágrimas, le agradeció al público por el apoyo y confesó: "Intentaré, pero no creo que sea algo bueno. Sentí algo que creo yo que es una lesión". "Nunca me lesioné, lo máximo que había tenido fue una distensión en el aductor derecho. Me abrí de patas en el match point y sentí un latigazo en el isquiotibial. Como una bombita que se explota", reveló en zona mixta. Minutos después, tras realizarse estudios en el Lawn Tennis, se reveló que sufrió un "pequeño desgarro", que lo dejaría fuera de la semifinal de mañana.

 

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